CASA DE CULTURA JARDIEL PONCELA
La Casa de Cultura Jardiel Poncela fue inaugurada en el año 2001, momento en el que fue concluida toda la obra que había comenzado unos diez años antes con la adecuación de una parte del edificio como aulas de educación de adultos. Desde esa fecha, se han ido ampliando sus servicios y espacios, acogiendo años más tarde la biblioteca municipal, el aula mentor, diferentes talleres de pintura, corte y confección, etc.
En el año 2020 sufre un proceso de transformación absoluto, ganando 300 metros cuadrados de superficie en una nueva planta situada sobre el primitivo edificio central que databa de los primeros años del siglo XX. (Este edificio ya había sido parvulario, bachillerato… y hasta local de peñas en la década de los 70-80).
Esta ampliación ha permitido convertir el edificio en un espacio sostenible ya que se ha aislado totalmente en paredes, suelos, techos y carpinterías, se ha sustituido toda la iluminación por equipos led, se han construido aseos adaptados y se ha instalado un ascensor, por lo que todo el edificio ya es accesible. También se ha trasladado parte de la actividad de la escuela de música a estas dependencias y, desde octubre de 2021 también ocupa aula y despacho, el taller de empleo “Reconstruyendo la historia de Quinto I”.
La casa de cultura Jardiel Poncela se ha convertido con los años en el espacio cultual de referencia de nuestra comarca. Es una instalación moderna, sostenible, accesible, bien equipada… pero, sobre todo, es una instalación que tiene vida por todos sus rincones.
ESTACIÓN DE FERROCARRIL DE QUINTO
La estación ferroviaria de Quinto está situada a las afueras del pueblo, en el camino que va a la huerta. Se encuentra entre las estaciones de Pina de Ebro y de La Zaida-Sástago, de la línea de Zaragoza a Tarragona.
Fue inaugurada el 1 de diciembre de 1878 con la apertura del tramo Pina de Ebro-La Zaida de la línea férrea que unía Zaragoza con Val de Zafrán por parte de una pequeña compañía fundada en 1869 que respondía al nombre de Ferrocarril de Zaragoza a Escatrón y Val de Zafan a las Minas de la cuenca minera de Gargallo-Utrillas.
En 1881 la línea que también era conocida como el Ferrocarril del Mediterráneo fue adquirida por la compañía de los Directos de Barcelona a Zaragoza la cual fue absorbida por MZA en 1894 con el propósito de conectar en Zaragoza su línea desde Barcelona por Tarragona con la que venía de Madrid. Esta última gestionó la estación hasta que en 1941, la nacionalización del ferrocarril en España supuso la integración de MZA en la recién creada RENFE.
La instalación de la vía férrea y la estación trajo consigo distintas empresas y aprovechamientos. Además del transporte de pasajeros también transportaban productos de fabricación local, como el regaliz y la remolacha. Así como el cemento que se producía en la fábrica de cemento Portland.
El edificio es similar a todos los construidos en la época. Durante la guerra civil, fue uno de los puntos estratégicos, a defender por una parte y a conseguir por otra. En sus cercanías existía un bunker construido en 1936. En la ofensiva republicana de Agosto de 1937 fue tomada por la Brigada Dimitrov.
Tras la guerra civil la estación fue reconstruida y durante varias décadas ocupó un papel muy importante en las comunicaciones.
En los últimos años, su uso se fue reduciendo. Actualmente está pendiente su restauración y empleo como centro de interpretación de la guerra civil.
PATRIMONIO CULTURAL DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
El conocimiento y estudio de los restos materiales e inmateriales de nuestro pasado reciente se constituye en nuestro proyecto como fundamental para la fase posterior de difusión del mismo en el marco de un centro de interpretación dedicado a la Guerra Civil en Quinto y la batalla del Ebro.
En el término municipal de Quinto son numerosos los yacimientos arqueológicos de época contemporánea con restos de la guerra civil española que es necesario conservar y proteger ante el peligro de degradación y destrucción al que están sometidos.
Estos restos formaron parte del cinturón defensivo que se estableció en la población durante el conflicto. Encontramos: trincheras, nidos de ametralladora, pozos de tirador, refugios, etc, muchos de ellos en muy buen estado de conservación y también restos materiales tanto relacionados con armamento como con la vida cotidiana en el frente de batalla.
Su recuperación, conservación y puesta en valor se hace necesaria para su mantenimiento como espacio de memoria colectiva de nuestro pasado reciente y lugar de uso para el conocimiento de la historia contemporánea de nuestro territorio.